Los
parientes salvajes del perro entierran frecuentemente su comida. Ellos pueden
haber matado un animal, que es demasiado grande para comerlo enseguida, o
pueden haber sacrificado varios animales cuando son abundantes.
Los lobos y
zorros enterrarán esta comida para conservarla y protegerla de que otro
predador la encuentre y la ingiera. Esto se llama acumulación de reservas. Las
ardillas tienen la misma conducta.
Los perros domésticos conservan todavía este comportamiento y enterrarán un hueso o juguete en el patio, o incluso bajo una manta u otra cosa como una manera de reservar y protegerlo. El perro doméstico raramente sufre el hambre extrema que lo lleve a desenterrar lo guardado, generalmente se olvidaran de esos tesoros escondidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario