Los perros tienen amígdalas igual que los humanos. Se localizan en
ambos lados laterales de la garganta, pueden inflamarse, y cuando sucede se
llama amigdalitis o tonsilitis.
La inflamación puede ser provocada por infección, vomito crónico, tos productiva crónica, tumores, patologías odontológicas severas o simplemente de tipo emocional o psicológico, como le sucedía a mi perra gran danés cuando le venía el celo cada 6 meses.
Los perros con amigdalitis pueden tener nauseas, tos, inapetencia y decaimiento.
Dependiendo de la causa, también pueden tener fiebre. Algunos
perros pueden salivar en forma excesiva (sialorrea).
El diagnostico de amigdalitis se
realiza observando la apariencia de las amígdalas que se observarán
inflamadas y pueden tener manchas blancas.
Para tratar las amigdalitis se debe saber bien la causa que la está provocando, por ejemplo; en el caso que es producida por una tos crónica se tendrá que determinar primero la causa de la tos antes de tratar la tonsilitis, si es provocada por una infección bacteriana se tratará con antibióticos.
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