La
mayoría de los perros manifestarán un miedo considerado normal a un ruido
fuerte producido por tormentas (truenos), fuegos artificiales, disparos de
armas de fuego y otros tipos de ruidos estruendosos, ésta es una respuesta
natural del animal que provoca una reacción de escape para evitar el
"peligro".
En
algunos casos, un perro responderá en forma impropia o excesiva frente a este
tipo de estímulo con sonoridad violenta, a diferencia de una respuesta normal
al miedo provocado por estas situaciones que protege al animal de un peligro
potencial, la reacción fóbica o ataque de pánico (panic attack) no provoca en
el perro un beneficio, sino al contrario un problema y un peligro a su seguridad,
ya que en ese estado, el animal huye despavorido y puede en su escape
descontrolado, golpearse, ser atropellado por vehículos, destruir elementos,
lastimarse (por ej. al traspasar verjas, ventanas, puertas, mallas de alambre),
desorientarse y no poder volver a su hogar, volverse agresivo hacia las
personas, etc.
Esta
conducta del perro puede ser influenciada por factores genéticos, hormonales, o
eventos traumáticos. La fobia al ruido es más común en perros que carecen de
una buena socialización temprana y habituación a este tipo de ruidos, algunas
razas son más sensibles a las fobias que otras.
Generalmente,
esta patología comportamental está asociada a otros problemas de
conducta como la ansiedad por separación, miedo a personas extrañas u otros
animales, agresividad por miedo, etc. Con el tiempo, las fobias
tienden a empeorar si no son tratadas en forma profesional.
La
respuesta del tutor (intentando calmar y tranquilizar, o el castigo por una
conducta que es el resultado de la fobia) a las acciones del perro, estas
medidas de corrección puede mejorar o empeorar el cuadro.
Los
perros en un estado de ataque de pánico pueden tener temblores, jadeos,
salivación, nauseas o molestias abdominales, escapar, destruir cosas,
ladrar excesivamente, aullar o manifestar una conducta agresiva.
La
mayoría de los perros que son afectados por las fobias provocadas por ruido
responden a sonidos fuertes que incluyen: tiros por armas de fuego, tormentas,
o fuegos artificiales. La reacción puede ser inducida por el sonido u otros
factores que preceden al mismo. Por ejemplo, un perro puede mostrar miedo al
ver un arma de fuego en un armario, porque el animal relaciona ese elemento (el
arma) con un ruido fuerte que previamente ha visto disparar; o puede mostrar
una conducta de deambular nervioso antes de una tormenta, porque capta con sus
delicados sentidos los cambios de presión atmosférica.
El tratamiento a
seguir en el ataque de pánico implica aplicar el estímulo desencadenante del
miedo sin que el animal llegue a sentir éste. ¿Difícil no?, ¿y que significa
este juego de palabras?, consiste en una desensibilización y contra condicionamiento
donde el animal se expone en forma gradual al estímulo disparador del miedo o
la fobia, sin llegar a desencadenar éste/a como respuesta.
Como todo tratamiento conductual, en muchos casos el profesional en
comportamiento animal, combina la corrección de la conducta indeseada con la
farmacología correspondiente si estuviera indicada.
Los
medicamentos naturales como el tratamiento homeopático y la acupuntura,
normalmente, no producen los resultados deseados en los perros fóbicos, pero
puede ser una alternativa adicional a un plan de modificación de conducta.
Algunos
perros se tratan con ansiolíticos, que causan una sedación suave poco después
de la administración (deben dosificarse 30-60 minutos antes de una tormenta o
los juegos artificiales).
Otros
perros necesitan ser medicados diariamente, si la tormenta o los festejos duran
varios días.
Pero
el mejor y efectivo remedio para un perro fóbico es un programa de modificación
de conducta; consultar con el Médico Veterinario y, si es necesario, que lo
derive a un especialista en comportamiento animal para que evalúe al animal. El
especialista podrá elaborar un plan adecuado para cada fobia en particular.
Los
protocolos del tratamiento involucran insensibilización sistemática y contra condicionamiento.
Un ejemplo de protocolo de tratamiento sería grabar el sonido de una tormenta y
reproducirlo en un ambiente similar, puede ser oscuro y con lámparas que
se prenden y apagan simulando los relámpagos y truenos, mientras en forma
simultánea se alimenta al perro con algo agradable a su gusto, entonces
asociará la situación con un alimento de su agrado, algo similar se puede
hacer con otros tipos de estruendos, el período de entrenamiento puede llevar
varias semanas o unos meses, pero el perro habrá aprendido que el ruido no
representa un peligro.